¿Jardín de infantes Futaba?
"¡Ah! Hoy cuando llevé la comida, la maestra Yoshinaga me comentó que pronto llegaría un nuevo profesor. ¿Serás tú?" Los ojos de Misae brillaban de alegría.
Hideki incluso sabía por qué Misae estaba tan contenta. Probablemente era porque él podría llevar a Shin-chan al colegio cuando se levantara tarde...
"Seguramente sea yo, hermana Misae. ¡Podré ayudar con la educación de Shin-chan!"
"¿En serio? ¡Muchísimas gracias!" Misae se puso tan emocionada que hasta se levantó de un salto.
"¡Para celebrar la llegada de Hideki, hoy cenaremos taiyaki!"
"¡Taiyaki! ¡Taiyaki!" Shin-chan olvidó al instante todo su enfado y se puso a reír con la boca abierta.
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"¿Eh? ¿Por qué hay una voz masculina en casa?" Hiroshi Nohara estaba a punto de abrir la puerta cuando escuchó sonidos dentro.
¿Acaso le estaban poniendo los cuernos? Hiroshi sintió un escalofrío. Con la economía como estaba, su salario no daba para mucho últimamente.
¡Pero eso no justificaba que le fueran infiel! Aunque venía borracho y tambaleándose, el shock lo sobrio al instante.
No es que Hiroshi dudara de su atractivo, pero estas cosas pasaban con frecuencia en Japón. Maridos incompetentes, esposas frustradas que terminaban abandonándolos por otro...
Si Misae se iba, ¿le dejaría a Shin-chan?
'Papá, tendremos que arreglárnoslas solos...'
La imagen lo llenó de tristeza.
"¡Tienes mucho carisma! Ojalá Shin-chan fuera guapo como tú"
¡Qué descaro! ¿Quería que su hijo se pareciera a otro hombre? Hiroshi apretó los puños.
"Jeje, Hideki es guapo, ¡pero no tanto como yo!"
¿Hasta Shin-chan...?
Hiroshi sintió como si un mazo lo hubiera golpeado. La supuesta "traición" de esposa e hijo le produjo un zumbido en los oídos.
¡CRASH!
Desde dentro, Hideki miró hacia la puerta. "¿Han llamado?"
Estaba charlando con Misae sobre cómo los niños suelen parecerse a sus tíos, conversación que el ebrio Hiroski malinterpretó por completo.
"Deben ser gatos callejeros. Esta zona es algo apartada y siempre hay animales rondando"
Los tres comían felices, incluso habían abierto unas cervezas. En Japón, que una ama de casa beba puede verse como inapropiado, pero Hideki era de la familia, así que Misae lo trataba con confianza.
En cuanto a Shin-chan, que al principio desconfiaba de Hideki, tras recibir dos galletas de osito había olvidado todos sus recelos.
"¡¿Ahora soy un gato callejero?! ¡Esa Misae!"
Hiroski se refugió en la caseta de Shiro. ¡Determinado a descubrir quién era ese intruso que se atrevía a quedarse hasta tan tarde!
"Shiro, sólo me quedas tú..." Abrazó al perrito con lágrimas en los ojos, aunque Shiro se retorció molesto por el olor a alcohol.
"Tengo que ver... tengo que ver quién es ese... ese..."
A través de la ventana sin cortinas, Hiroski distinguió claramente el rostro de Hideki.
"¡¿Este chico?! ¿Cómo pudo Misae atraer a alguien así?"
Por un instante, la envidia y furia dieron paso a la incredulidad.
¿Un hombre con el atractivo de una estrella como Kimura podría fijarse en Misae? ¡Ni en sus mejores tiempos habría tenido ese magnetismo!
Al ver las botellas de cerveza y las sonrisas de Misae y Shin-chan, Hiroski estalló. ¡No había lugar a dudas!
"¡¿QUÉ ES ESTO QUE HACÉIS?!"
Hiroski cargó hacia ellos con ira ciega.
¡AY!
Esta vez, los tres sí lo notaron.
¡Dios mío!
Quedaron paralizados. Pegado al cristal había un rostro cuadrado, deformado por la rabia y las lágrimas, irreconocible incluso para Shin-chan.
"¡Cariño, ¿qué te pasa?!"
Minutos después, salieron corriendo.
"¡MISAE!"
El grito desesperado de Hiroski resonó en toda la calle.
"Esta familia es un verdadero espectáculo. Con un galán en casa, será aún más ruidoso"
La vecina resignada se puso tapones, como si estuviera acostumbrada.
Hideki observó al destrozado Hiroski con sorpresa. Los Nohara tenían un estilo dramático para todo. De no ser porque ya conocía sus excentricidades, se habría asustado.
"¡JAJAJA! ¡Así que es mi cuñado!"
Al enterarse, Hiroski se relajó y rió nervioso, frotándose la mejilla magullada para disimular su bochorno.
"Papá, qué inculto. ¡Es tío!" corrigió Shin-chan.
"¡Ya lo sé!"