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Chapter 24 - CAPITULO 24

Al despertar con los primeros rayos del sol iluminando la habitación, Quetzulkan se encontró con un espectáculo que lo dejó sin aliento. Vex y Zoe yacían profundamente dormidas, sus cuerpos aún palpitando con la pasión de la noche anterior. Una sonrisa traviesa se dibujó en los labios de Quetzulkan al recordar los momentos de éxtasis compartidos con ellas. Las sábanas revueltas revelaban la intensidad de su amor compartido, y el sudor que aún perlaba sus cuerpos desnudos era un recordatorio palpable de las delicias de la noche anterior.

 

Con la mente llena de recuerdos ardientes, Quetzulkan se levantó de la cama con determinación. Sabía que el día prometía ser igual de emocionante que la noche anterior. Se vistió con sus pantalones holgados, dejando su torso musculoso al descubierto, y con paso decidido se encaminó hacia la ciudad de Bandle. La anticipación lo llenaba mientras imaginaba los encuentros que tendría en el mercado.

 

Al llegar al bullicioso mercado de la ciudad, Quetzulkan se encontró con una sorpresa inesperada: Tristana, Lulu y Poppy estaban allí, radiantes y llenas de vida. Sus miradas se encontraron, y Quetzulkan pudo ver el rubor en sus mejillas al verlo. Una chispa traviesa brilló en los ojos del vastaya mientras devolvía el saludo, consciente del efecto que su presencia tenía en las yordles.

 

Decidieron explorar juntos el mercado, sumergiéndose en la maraña de puestos y comerciantes. Mientras Quetzulkan realizaba sus compras, las yordles no podían evitar dejar caer miradas furtivas hacia su entrepierna, provocando sonrisas juguetonas en los labios del vastaya. La atmósfera estaba cargada de electricidad, y Quetzulkan disfrutaba cada momento de la atención que recibía.

 

Tristana y Lulu, en un intento por disimular su curiosidad, comenzaron a comparar el tamaño de diversos vegetales con ciertos aspectos que recordaban de la noche anterior. Los comentarios juguetones y las risas cómplices llenaron el aire mientras intentaban encontrar la similitud perfecta, sin éxito. Quetzulkan observaba la escena con una sonrisa, deleitándose en la picardía y la complicidad que compartían.

 

Finalmente, llegó el momento de despedirse y regresar a casa. Con un gesto coqueto, Quetzulkan se despidió de Tristana, Lulu y Poppy, prometiendo volver a encontrarse pronto. Con el corazón lleno de emoción y la mente llena de anticipación, emprendió el camino de vuelta, listo para sorprender a Vex y Zoe con un delicioso desayuno y continuar explorando los placeres que el día tenía reservados.

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En la ciudad de Bandle, donde la rutina a menudo se apoderaba de los días con su monotonía, la vida junto a Quetzulkan y Vex se convertía en una aventura constante para Zoe. Cada jornada traía consigo nuevas sensaciones, descubrimientos emocionantes y momentos de diversión inesperada. Aunque Zoe también anhelaba explorar más allá de los límites de su hogar, la idea de aventurarse por Runaterra palidecía frente a la perspectiva de vivir junto a Quetzulkan y Vex. Para Zoe, la elección era clara: quedarse con sus seres amados era su prioridad sin lugar a dudas.

 

A pesar de esto, Quetzulkan prometió a Zoe que explorarían juntos Valoran en el futuro. Y así, después de pasar unos días llenos de amor y complicidad, Zoe y Quetzulkan decidieron unir sus destinos en matrimonio. La ceremonia se llevó a cabo en la pintoresca Ciudad de Bandle, donde el encanto de la magia yordle se mezclaba con el misterio de las antiguas tradiciones vastayas. En un ritual que combinaba la magia ancestral de ambas culturas, Zoe y Quetzulkan intercambiaron sus votos y anillos de boda, sellando su amor con un vínculo eterno.

 

La boda fue una celebración íntima, a la que asistieron solo los parientes más cercanos de Vex. La atmósfera estaba impregnada de amor y alegría, y el vínculo compartido entre Zoe y Quetzulkan eclipsaba cualquier otra consideración. Después de la ceremonia, la pareja regresó a su hogar junto a Vex, donde continuaron la celebración de manera más íntima, dejándose llevar por la pasión y el amor que los unía.

Tristana, Lulu y Poppy decidieron ir de incógnito para espiar a Quetzulkan, Zoe y Vex mientras celebraban su intimidad en la recámara. Desde su escondite, las yordles observaban con excitación y curiosidad, sin atreverse a intervenir en el ardiente espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. Mientras tanto, en la recámara, Quetzulkan, Zoe y Vex se entregaban con pasión y lujuria, ignorando las miradas indiscretas que los observaban desde la distancia. La atmósfera estaba cargada de electricidad y deseo, mientras la noche transcurría entre gemidos y susurros de placer. Las yordles, fascinadas por el espectáculo, se deleitaban con cada gesto y cada mirada, añadiendo un toque de picardía y excitación al momento. A medida que la intensidad del encuentro crecía, las yordles se veían envueltas en una espiral de emociones y sensaciones, deseando estar en el lugar de Zoe, Vex. Sin embargo, se contentaban con ser testigos privilegiados de la pasión desbordante que se desplegaba ante ellas, disfrutando de cada momento con entusiasmo y emoción.

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Los días siguientes transcurrieron con relativa normalidad, aunque una creciente lujuria comenzó a apoderarse de Quetzulkan. Sus encuentros nocturnos se volvían cada vez más intensos, haciendo que Zoe y Vex se entregaran por completo a sus deseos. Sin embargo, Quetzulkan no podía ignorar la inquietante transformación que experimentaba, y decidió canalizar su energía en el entrenamiento mágico.

 

Bajo la guía de Zoe, Quetzulkan se sumergió en el dominio de la magia, alcanzando niveles de poder que superaban sus expectativas. Tristana y Poppy se unieron como compañeras de entrenamiento, aunque la relación entre Poppy y Quetzulkan tomó un giro inesperado. Durante una sesión de entrenamiento a solas, Poppy comenzó a seducir sutilmente a Quetzulkan, provocando una chispa de deseo entre ambos.

 

Luciendo una vestimenta ceñida que resaltaba sus curvas, Poppy jugaba con la tentación mientras Quetzulkan luchaba por mantenerse firme ante sus encantos. Sin embargo, la atracción entre ambos era innegable, y pronto sucumbieron a la pasión desenfrenada que ardía entre ellos. En un torbellino de emociones y placer, exploraron cada rincón del deseo, entregándose por completo al fuego que los consumía.

 

Aunque al principio resistente, Poppy se dejó llevar por la intensidad del momento, permitiendo que Quetzulkan la condujera hacia nuevas alturas de éxtasis. Juntos, exploraron los límites de la pasión, desatando una tormenta de placer que los dejó sin aliento. En ese instante, cualquier inhibición o límite desapareció, dejando solo espacio para la conexión ardiente entre ambos.

 

A medida que el sol se ocultaba en el horizonte, Quetzulkan y Poppy regresaron a la realidad, conscientes del secreto que compartían. Sin embargo, en sus corazones ardía la chispa de un deseo prohibido, alimentado por la picardía y la pasión que habían compartido. Aunque el mundo exterior desconocía su encuentro, en su interior resonaba el eco de un vínculo íntimo que nunca podrían olvidar.

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Tristana, siempre alerta y observadora, comenzó a notar un patrón curioso. Después de cada sesión de entrenamiento con Poppy y Quetzulkan, Poppy desaparecía misteriosamente, dejando a Tristana sola para regresar a casa. Al principio, Tristana no le dio mucha importancia, pensando que Poppy simplemente tenía otras obligaciones. Sin embargo, la frecuencia y duración de estas ausencias comenzaron a despertar su curiosidad y sospechas.

 

Una tarde, mientras Tristana caminaba de regreso a casa después de otra intensa sesión de entrenamiento, su mente divagaba. "No solíamos entrenar todos los días con Quetzulkan", pensaba para sí misma. "Pero ahora, Poppy parece querer hacerlo todos los días. Poppy realmente disfruta 'entrenando' con Quetzulkan."

 

Curiosa y decidida a descubrir la verdad de porque poppy entrena tanto con Quetzulkan, Tristana decidió volver al lugar de entrenamiento en secreto. Se escondió en unos arbustos cercanos y observó atentamente. Lo que vio la dejó sin aliento. Poppy estaba con Quetzulkan, ambos desnudos, y Poppy rebotaba con un ritmo frenético sobre él. Su rostro mostraba una expresión de éxtasis absoluto, con la lengua colgando y los ojos entrecerrados de placer. Poppy, completamente sumida en su acto de pasión, no se dio cuenta de la presencia de Tristana espiándolos.

 

Tristana, escondida entre los arbustos, sintió su corazón latir con fuerza. La escena ante ella era hipnótica, un espectáculo de deseo desenfrenado. Cada movimiento de Poppy parecía sincronizado con los gemidos bajos y profundos de Quetzulkan. Tristana no podía apartar la vista, atrapada entre la excitación y la incredulidad.

 

El día fue desvaneciéndose, y la noche empezó a envolver el escenario con su manto de oscuridad. Solo cuando la luna apareció en el cielo, Poppy comenzó a desacelerar. Con un último grito de placer, Quetzulkan llenó a Poppy con su semilla, y ella cayó sobre él, casi inconsciente por el esfuerzo y el deleite. Ambos cuerpos brillaban bajo la luz lunar, cubiertos de sudor y el rastro de su intensa intimidad.

 

Después de unos momentos para recuperar el aliento, Poppy se levantó lentamente, sus piernas temblando ligeramente. Se vistió con movimientos lentos y torpes, todavía afectada por la intensidad de su encuentro. Antes de irse, se despidió de Quetzulkan con un beso profundo y apasionado, prometiéndose mutuamente volver a "entrenar" al día siguiente.

 

Tristana permaneció oculta, su mente inundada de pensamientos y sensaciones contradictorias. Aunque había sido una espectadora en secreto, su propio cuerpo respondía a lo que había presenciado, su piel erizándose y su pulso acelerándose. Tristana sabía que su curiosidad había cruzado una línea, pero no podía negar la emoción que sentía al ver la entrega total de Poppy y Quetzulkan.

Quetzulkan, aunque parecía concentrado en despedir a Poppy, había notado la presencia de Tristana desde el principio. Sin embargo, decidió no hacer nada en ese momento, dejando que la pequeña yordle satisficiera su curiosidad. Una vez que Poppy se hubo marchado, Quetzulkan regresó a su hogar, donde Zoe y Vex lo esperaban con ansias.

 

Tristana, por su parte, regresó a su propia casa con una mezcla de sensaciones. Sabía que lo que había presenciado cambiaría la dinámica de su amistad con Poppy y Quetzulkan, pero también sentía una nueva comprensión de la profundidad del deseo y la pasión que compartían. Mientras cerraba los ojos, las imágenes de lo que acababa de ver bailaban en su mente, prometiéndole más descubrimientos y emociones en el futuro.

 

Esa noche, como muchas otras, Zoe, Vex y Quetzulkan se entrelazaron en un mar de cuerpos y caricias. La cama era un campo de juego donde el amor y la lujuria se mezclaban en una danza frenética. Zoe, con su energía inagotable, y Vex, con su entrega total, se turnaban para ser el centro de la atención de Quetzulkan. Los gemidos suaves y los suspiros de placer llenaban la habitación, creando una sinfonía de pasión que duraba hasta el amanecer.

 

La sensación de piel contra piel, el calor de sus cuerpos unidos, y el sabor del sudor y los besos se mezclaban en una experiencia sensorial abrumadora. Quetzulkan, con su fuerza y destreza, sabía cómo llevar a sus amantes a los límites del placer. Cada caricia, cada embestida, cada susurro al oído, estaba calculado para intensificar el deseo y la satisfacción.

 

La noche se alargó, y los cuerpos agotados de Zoe, Vex y Quetzulkan finalmente encontraron un respiro. Se quedaron dormidos enredados unos con otros, sus respiraciones suaves y tranquilas llenando la habitación. La satisfacción y el amor los envolvían, creando un refugio seguro y cálido en el que podían olvidar el mundo exterior y sumergirse en la felicidad de su intimidad compartida.

 

Tristana en su hogar no podía evitar recordar lo que había visto. Las imágenes de Poppy y Quetzulkan seguían frescas en su mente, alimentando sus propias fantasías. El deseo y la curiosidad se entrelazaban en su interior, creando una mezcla de emociones que no podía ignorar.

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Por la mañana, mientras Quetzulkan desayunaba con Zoe y Vex en su hogar, la atmósfera era tranquila y cómoda, llena de la familiaridad de quienes han compartido mucho juntos. De repente, Zoe, siempre directa y curiosa, rompió el silencio con una pregunta inesperada. "Quetzulkan, ¿te acostaste con Poppy?", preguntó, sus ojos brillando con una mezcla de picardía y seriedad.

 

Quetzulkan, sin inmutarse, respondió afirmativamente. Zoe y Vex intercambiaron miradas y luego comenzaron a hablar como si hubieran estado esperando esta confirmación. "Sabíamos que era inevitable," comentó Zoe con una sonrisa. "Poppy se demoró demasiado en regresar después de los entrenamientos."

 

Vex asintió, añadiendo, "Incluso hemos hablado de si deberías hacer lo mismo con Tristana y Lulu. Tristana... siempre ha estado enamorada de Teemo, pero él nunca le ha correspondido. Es realmente lamentable para ella."

 

Quetzulkan escuchaba en silencio, su rostro mostrando una expresión pensativa. Vex continuó, "Teemo, a pesar de saber sobre los sentimientos de Tristana, sigue con su vida como si nada. Pobre Tristana. Así que creo que podrías avanzar con ella, Quetzulkan."

 

Zoe, siempre interesada en los matices de la vida y la magia, intervino, "Respecto a Lulu, incluso yo no sé mucho. Se dice que ha estado viva durante miles de años."

 

La conversación giró entonces hacia Lulu. Zoe reflexionó, "Si es como yo, entonces, no es simplemente una inocente. He vivido mucho tiempo, y aunque mantengo mi apariencia joven, mi mente ha crecido en conocimiento y sabiduría. Me gusta jugar y aparentar ser una niña para ser subestimada, pero eso no significa que sea tonta."

 

Zoe continuó, "Para dominar la magia del crepúsculo, se necesita ser un mago de gran calibre. Así que Lulu probablemente no es solo alguien inocente y sin conocimientos."

 

La conversación se volvió más seria cuando Zoe y Vex llegaron a una conclusión. "Si Lulu es como tú, Zoe, entonces ella también ha acumulado mucha experiencia y sabiduría a lo largo de los años," dijo Vex.

 

Zoe asintió, "Sí, y eso significa que ella no es simplemente una inocente. Quetzulkan, creemos que deberías hacer tuyas a estas yordles también. De esta manera, tendríamos una familia más grande y fuerte."

 

Quetzulkan consideró sus palabras, su mente trabajando rápidamente. La idea de expandir su familia era tentadora, y la aprobación de Zoe y Vex le daba la confianza para proceder. Sabía que cada una de las yordles tenía su propio carácter y personalidad, y que la dinámica de su relación sería diferente con cada una.

 

El resto del desayuno transcurrió en una atmósfera de anticipación y planificación. Zoe y Vex discutieron detalles, estrategias y cómo podrían acercarse más a Tristana y Lulu, asegurándose de que se sintieran queridas y aceptadas en la creciente familia.

 

Después del desayuno, Quetzulkan se dirigió a su entrenamiento diario. Tristana y Poppy lo esperaban en el campo de entrenamiento, y hoy la energía era diferente. Tristana, aún sin saber que sus sentimientos y deseos estaban a punto de ser abordados, se concentraba en sus ejercicios, mientras Poppy, todavía con el resplandor de la noche anterior, lanzaba miradas cómplices a Quetzulkan.

 

Durante una pausa en el entrenamiento, Quetzulkan se acercó a Tristana. "¿Te gustaría quedarte un poco más hoy y practicar algunos movimientos nuevos?", le preguntó con una sonrisa que prometía más que simples técnicas de combate. Tristana, sorprendida pero emocionada, asintió, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y esperanza.

 

Mientras el sol descendía, Quetzulkan y Tristana se quedaron solos en el campo de entrenamiento. La conversación fluyó con facilidad, y Tristana se sintió cada vez más cómoda. Poco a poco, Quetzulkan comenzó a cerrar la distancia entre ellos, tocando suavemente su brazo, luego su hombro, y finalmente inclinándose hacia ella para un beso suave pero lleno de promesas.

 

Tristana, sintiendo una ola de emociones, respondió con fervor. Las horas pasaron en un parpadeo, y pronto, la intimidad se desató con una intensidad que ambos habían anhelado. Quetzulkan, con su fuerza y ternura, llevó a Tristana a un nuevo nivel de placer, y ella se entregó completamente, sintiendo que, por fin, alguien veía y apreciaba todo de ella.

 

Al día siguiente, la atmósfera en el hogar de Quetzulkan, Zoe y Vex estaba cargada de una energía nueva. Tristana, con una sonrisa radiante, se unió a ellos para el desayuno, y Zoe y Vex la recibieron con calidez y complicidad. La familia se estaba expandiendo, y la conexión entre ellos se fortalecía con cada día que pasaba.

Lulu, mientras tanto, comenzaba a notar los cambios y las ausencias. Intrigada y un poco celosa, decidió acercarse más a Quetzulkan y sus amigas. La magia que había acumulado a lo largo de los años le daba una percepción aguda, y pronto comprendió lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, lejos de sentirse excluida, se sintió emocionada por la perspectiva de ser parte de algo tan único y poderoso.

 

Así, con cada día que pasaba, Quetzulkan, Zoe y Vex construían una familia que no solo era grande en número, sino también en amor, comprensión y complicidad. La ciudad de Bandle nunca había visto algo así, y mientras la familia crecía, también lo hacía el vínculo entre todos ellos, creando una historia de amor, magia y conexión que sería recordada por generaciones.

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